Rob Ivanovic, experto en sistemas SCADA
Rob Ivanovic es un gerente principal de proyectos de ingeniería con 20 años de experiencia en tareas de planificación, diseño, programación, implementación y pruebas de sistemas SCADA y DCS para servicios de tratamiento de aguas, tratamiento de aguas residuales y distribución de agua. Ha gestionado gran cantidad de proyectos de ingeniería, construcción, configuración y puesta en marcha. Entre sus especialidades se encuentran la identificación de partes interesadas, la definición de planes de gestión de alcances con cálculos de costos y mano de obra, la programación y coordinación de actividades de proyectos, la planificación de la gestión de riesgos, el seguimiento del avance de los trabajos, la previsión de necesidades de mano de obra y la generación de informes de conformidad.
¿Qué son los sistemas SCADA y cuánto hace que se utilizan?
Los sistemas SCADA —siglas en inglés de supervisión, control y adquisición de datos— se usan desde hace más de 60 años, y comenzaron en la industria eléctrica. Aportan datos de campo en tiempo real al operador para ayudar a resolver situaciones anormales. En los comienzos eran muy simples: un par de cables retorcidos que conectaban varios controladores a un puesto centralizado de control. Actualmente, si bien el concepto es el mismo, tenemos fibra óptica y Ethernet, y todos los datos llegan a un solo lugar para que el operador observe lo que sucede en el campo.
¿Cuáles son las ventajas de usar un sistema SCADA?
El sistema SCADA permite a los operadores ver los datos en tiempo real y analizar las tendencias históricas. Es una ayuda para la toma de decisiones operativas, y se usa para las actividades empresariales y de mantenimiento, es decir, el aspecto comercial y para la notificación normativa. Los datos ayudan a optimizar las actividades de la empresa de servicios.
De forma más específica, ¿cómo ayuda el sistema SCADA a que los municipios gestionen el uso del agua de manera más eficaz?
El sistema SCADA recopila cientos de miles de entradas y salidas, y toda esa información puede enviarse y obtenerse de los informes. Permite observar tendencias en el uso de productos químicos y el consumo eléctrico durante las distintas épocas del año o en diferentes momentos del día. Ayuda a que los municipios tomen mejores decisiones sobre cómo administrar sus sistemas, hacia dónde dirigir el agua, cómo tratarla, cuántos químicos llegan, cómo comprar de forma anticipada para ahorrar dinero, etc.
¿Cuáles son los retos habituales al implementar un sistema SCADA?
Como el uso que se hace de los datos es tan amplio, a veces las empresas se entusiasman demasiado y afirman “Esto es lo que necesitamos”, sin llegar a advertir que el principal enfoque del sistema está diseñado en torno a las operaciones, no solo a la recopilación de datos. En ese punto, tratamos de calmar las cosas: les pedimos que se centren en el rendimiento que buscan para sus servicios y que se pregunten cuáles son sus metas. Después, agregamos los elementos necesarios para sus tareas de mantenimiento y para los usos comerciales de la empresa.
Y generamos demasiados datos: en los sistemas SCADA, se informan cientos de miles de puntos desde los elementos de campo, además de los puntos internos de software que se usan para calcular los valores. Lógicamente, uno pensaría que cuantos más datos, mejor. Pero, en realidad, saber qué hacer con todo eso es un problema creciente. Uno asocia, de forma simultánea, todos los sistemas SCADA de activos-gestión-conocimientos. Pero la solución es la planificación previa. Es necesario contar con un plan maestro bien desarrollado sobre lo que hay que hacer a cada paso para configurar el sistema, así como las políticas y procedimientos. De esa forma, todos saben qué están viendo y cuál es su valor.
¿Con qué problemas atípicos se ha encontrado y cómo se resolvieron?
Ayudé a una empresa que tenía problemas con las alarmas (las alarmas son avisos que recibe el operario indicando que algo anda mal o que existe una situación anormal que debe resolverse). El sistema recibía más de 6.000 alarmas por día… ¡cuatro por minuto! Es mucho más de lo que cualquier operario puede gestionar de forma eficiente. Mi análisis reveló que el 80 por ciento de sus puntos estaban configurados con algún tipo de estado de alarma de sensibilidad alta-alta, lo cual era muy exagerado.
Estamos observando un aumento en la cantidad de alarmas que reciben las empresas, pero no necesariamente porque trabajen de forma ineficiente. Cuando se agregan dispositivos nuevos e inteligentes al sistema sin un plan previo, la mayoría de los integradores activan todos y cada uno de los puntos de datos, porque no conocen las necesidades del operador.
El primer paso es definir una filosofía de alarma que identifique cada punto del sistema y qué configuración debe tener. Para hacerlo, hay que pensar en con qué rapidez debe resolverse la alarma; esto define el nivel de gravedad.
Si se configuran demasiadas alarmas con alta prioridad, los operarios pueden pasar por alto los elementos realmente críticos y provocar así lesiones físicas, daños en los equipos o diversos problemas sin poder identificarlos de forma adecuada. Para resolver esta situación, es necesario identificar los tipos de alarmas que se reciben y restablecer su configuración y la forma en que se notifican. También hay que volver a capacitar a los operarios, que a menudo piensan que el sistema quizás no funciona porque no reciben tantas alarmas. Pero así es como debe ser.
En el caso de esta empresa, la mayoría de las alarmas surgían de operaciones normales. Después de corregir esa situación y analizar otras prácticas de mantenimiento, redujimos las alarmas a menos de 600 por día, y la mayoría de ellas seguían siendo sobre cuestiones operativas.
¿Hacia donde se dirige la tecnología SCADA?
Esta tecnología se encamina a convertirse en una solución completamente optimizada que pronostique la demanda de agua, el consumo eléctrico y el uso de químicos de la empresa a partir de datos históricos, patrones climáticos y la hora del día. Pondrá todos estos datos de campo a disposición de los operarios para que tomen mejores decisiones, y ofrecerá una orientación para lograr operaciones más eficientes, obtener agua de mejor calidad y evitar paradas innecesarias. Además, el sistema SCADA está convirtiéndose en el nodo central de todos los datos de las empresas de servicios públicos. Estos datos se encauzan directamente hacia el sistema SCADA y, desde ahí, se distribuyen para diseñar planes de mejora de capital, presupuestos e informes de conformidad sobre la calidad del agua.